Pactos de Familia , la enciclopedia libre

Izquierda: Bandera de España entre 1701 y 1760.
Derecha: Bandera de Francia desde comienzos del siglo XVII hasta 1791.

Los Pactos de Familia (1733-1789) fueron tres acuerdos en distintas fechas del siglo XVIII entre las monarquías del Reino de España y el Reino de Francia contra el Reino de Gran Bretaña y Archiducado de Austria. Deben su nombre a la relación de parentesco existente entre los reyes firmantes de los pactos, todos ellos pertenecientes a la Casa de Borbón. Los dos primeros fueron firmados en época de Felipe V y el tercero en la de Carlos III.

Primer pacto de familia[editar]

Luis XIV de Francia.
Felipe V de España.
Luis XV de Francia.
Fernando VI de España.
Carlos III de España.
Carlos IV de España.

Firmado por Felipe V de España y Luis XV de Francia el 7 de noviembre de 1733 en el Real Sitio de El Escorial. José Patiño Rosales y el conde de Rottembourg acordaron en el nombre de sus respectivos reyes.

Felipe V, que es nieto de Luis XIV de Francia, ascendió al trono español en 1700, siendo el primer monarca de la dinastía Borbón en España tras la extinción de la rama de los Habsburgo o de los Austria con la muerte de Carlos II de España en 1700. Fue reconocido como rey por las principales potencias europeas a condición de que los tronos de España y Francia nunca estuvieran unidos. Su ascensión al trono fue seguida de la guerra de sucesión española, que terminaría con la firma del Tratado de Rastadt y la Paz de Utrecht en los que España perdió sus territorios hispánicos de los Países Bajos e Italia (adquiridos por Austria), Menorca, Gibraltar y Terranova (adquiridos por Reino Unido).[1]​ Luis XV, sobrino de Felipe V, estaba casado con la princesa polaca María Leszczynska (hija del rey Estanislao), lo que provocó la entrada de Francia en la guerra de sucesión de Polonia (1733 - 1738).

Ambos monarcas, Felipe y Luis, se aliaron en el primer pacto de familia, haciendo un frente común contra Austria: Felipe con la intención de recuperar las antiguas posesiones españolas en Italia, y Luis buscando refuerzos en su apoyo a Estanislao de Polonia. Luis XV no conseguiría restaurar a su suegro en el trono de Polonia, pero Felipe V sí recuperaría Nápoles, los Presidios de Toscana y Sicilia, donde entronizó como rey a su hijo el infante Carlos (el futuro Carlos III de España).

Segundo pacto de familia[editar]

El segundo pacto de familia, firmado el 25 de octubre de 1743 en Fontainebleau, fue acordado por los mismos monarcas, Felipe V de España y Luis XV de Francia, en el transcurso de la guerra de Sucesión de Austria.

Tras la muerte de Felipe V en 1746, el nuevo rey Fernando VI de España llevó a cabo una política de neutralidad activa entre Reino Unido y Reino de Francia. Fortaleció la flota para evitar verse arrastrado a la guerra y liquidó el segundo pacto de familia, lo que lo desligó de apoyar a Francia en sus guerras. A cambio, el Reino Unido aceptó la supresión del asiento de negros y del navío de permiso.

Gracias a esta alianza España, mediante el Tratado de Aquisgrán, ganó los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla para el infante Felipe, quien tomó posesión de ellos en 1748.

Tercer pacto de familia[editar]

Carlos III de España (1759-1788) volvió a la política belicista directamente contra Inglaterra para recuperar Gibraltar y Menorca y firmó el tercer pacto de familia, que lo llevó a entrar en la última fase de la guerra de los Siete Años en apoyo del Reino de Francia contra el Reino de Gran Bretaña, y la derrota le ocasionó considerables pérdidas al final, en 1761. España cedió la Florida Occidental y la Florida Oriental, que entregó al Reino Unido, y la Colonia del Sacramento en el oeste de Uruguay, a Portugal. Aunque recibió la Luisiana de Francia.

Contenidos del acuerdo[editar]

Jerónimo Grimaldi por la parte española, y el duque de Choiseul por la parte francesa, firmaron el pacto en nombre de sus monarcas el 15 de agosto de 1761 en París. Según los términos del acuerdo, los dos países harían causa común:

Quien ataca a una corona, ataca también a la otra.
Cada una de las Coronas mirará como propios los intereses de la otra su aliada.

Los principales puntos del acuerdo fueron los siguientes:

  • En caso de que alguno de los países firmantes del pacto entrase en guerra con un tercero, podría requerir el apoyo militar del país aliado en las condiciones siguientes:
    • Antes de tres meses a contar desde el requerimiento de apoyo por uno de los dos países firmantes, el otro debería haber enviado 12 navíos de línea y 6 fragatas, puestas a disposición del solicitante;
    • Si fuera España el país que recibiera el requerimiento, debería poner a disposición de Francia (además de la flota mencionada) 10 000 soldados de infantería y 2000 de caballería. Si el país requerido fuera Francia, debería enviar 18.000 hombres de infantería y 6.000 de caballería (esta diferencia en el número de tropas se hizo de acuerdo al tamaño del ejército de cada país);
    • Estas tropas estarían a las órdenes del país demandante de ayuda, durante todo el tiempo que fuese necesario, a costa del país requerido;
    • Para hacer efectivo el envío de estas fuerzas no serían necesarias mayores explicaciones por parte del país demandante: bastaría la solicitud de ayuda;
    • Las guerras en las que Francia pudiera verse involucrada como consecuencia de los acuerdos establecidos en la paz de Westfalia o en otras alianzas estarían exceptuadas de los puntos anteriores, salvo en el caso de que Francia fuese atacada por tierra, en cuyo caso sí sería socorrida por España;
    • Los acuerdos de paz con enemigos comunes deberían tomarse de común acuerdo:
Tanto sobre las condiciones de la paz, como sobre las operaciones de la guerra, las dos monarquías de España y Francia, en toda la extensión de sus dominios, han de ser consideradas y han de obrar como si no formasen más que una sola y misma potencia.
  • Felipe I de Parma, dado su parentesco con ambas partes firmantes, quedaba incluido en el pacto por la parte española.
  • No podrían adherirse a este pacto terceros países cuyos monarcas no perteneciesen a la Casa de Borbón;
  • Los ciudadanos españoles en territorio francés quedarían exentos de la aplicación de la ley de extranjería francesa y de las cargas fiscales aplicables al comercio y a las herencias; también tendrían derecho al uso de sus banderas; el mismo trato recibirían los ciudadanos franceses en territorio español y los parmesanos en ambos países;
  • El tratado seguiría en vigor mientras las coronas española y francesa siguieran ocupadas por monarcas de la familia de los Borbones.

El acuerdo sería ratificado por el rey de España en San Ildefonso a 25 de agosto de 1761 y por el rey de Francia en Versalles, el 21 de agosto del mismo año. En 1768 este pacto sería objeto de una ampliación referente a navegación y comercio marítimo.[2]

Renovación[editar]

En 1779 ese mismo Tercer Pacto de Familia fue renovado mediante el tratado de Aranjuez[3]​ con Francia; España se toma la revancha contra Inglaterra en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783), en la que entra en ese año 1779, recuperando Menorca y las dos Floridas.

Como consecuencia de las guerras de Carlos III, vuelve la crisis de la Hacienda, aumentada en la época de Carlos IV.

Fin de los pactos, Revolución francesa y recuperación de la alianza[editar]

El estallido de la Revolución francesa en 1789 culmina con la decapitación del rey francés borbón Luis XVI, y la proclamación de la Primera República Francesa. Se forma entonces una Primera Coalición entre las principales monarquías europeas, entre ellas España, para luchar contra la Convención Nacional francesa. Esto pone fin a las relaciones amistosas entre Francia y España. La coalición monárquica fue derrotada y se firmó la Paz de Basilea. Las disputas territoriales y coloniales con los británicos propiciaron la ocasión para recuperar las tradicionales relaciones entre los Estados, esta vez sin que pueda considerarse un nuevo tratado de familia al haber sido depuestos los borbones franceses. El primer tratado de San Ildefonso, firmado por Manuel Godoy en 1796, acordaría con el Directorio francés una alianza militar contra el Imperio Británico trajo desastrosas consecuencias que contribuirán al debilitamiento político de la monarquía española y a su creciente dependencia de Francia. La subordinación de los intereses de España a los de Francia en este nuevo periodo, y la llegada de Napoleón a la Jefatura de República Francesa y su gobierno dictatorial, culminarían con la ocupación francesa de España. Tal que la antigua amistad borbónica del siglo XVIII derivó en la enemistad de comienzos del siglo XIX y en la cruel guerra de la Independencia Española.

Referencias[editar]

Enlaces[editar]

Texto de los tratados: