Avaricia , la enciclopedia libre

El Culto de Mammon (1909), la deidad del Nuevo Testamento de la avaricia material, por Evelyn De Morgan.
Shakespeare sacrificado: O el ofrecimiento a la avaricia por James Gillray.
Avaricia (2012), por Jesús Solana

La avaricia (del latín, avaritia) es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo,[1]​ mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal. Se le aplica el término a un deseo excesivo por la búsqueda de riquezas, estatus y poder. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas,[2]​ sin necesidad de querer atesorarlas. La codicia (o a veces la avaricia) se considera un pecado capital.

Concepto psicológico[editar]

Como concepto psicológico y secular, la avaricia es un deseo desordenado de adquirir o poseer más de lo que uno necesita. El grado de alteración mental está relacionado con la incapacidad de controlar la reformulación de «deseos» en el momento que las «necesidades» son eliminadas. Erich Fromm describe la avaricia como «un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable de satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción.» Por lo general el término se utiliza para criticar a aquellos que buscan la riqueza material excesiva, pero también es aplicable en situaciones donde la persona siente la necesidad de sentirse por encima de los demás desde un punto de vista moral, social, o de otra manera.

El síndrome de acumulación compulsiva o disposofobia[3]​ es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia a la acumulación de artículos u objetos en forma excesiva en referencia a cantidades socialmente aceptadas y la incapacidad para deshacerse de ellos, incluso si los objetos no tiene valor, son peligrosos o insalubres. Este acaparamiento compulsivo puede afectar la movilidad en la vivienda e interfiere con las actividades básicas, como cocinar, limpiar, reposo, dormir y el uso de instalaciones sanitarias. El síndrome representa un apego excesivo a tales posesiones al punto que se incomodan si otros tocan sus cosas, o les angustia la idea de desechar o separarse de éstas debido a una necesidad percibida de guardarlas o rescatarlas. Una persona con trastorno de acumulación experimenta angustia ante tal idea y como resultado se produce una acumulación excesiva de artículos, independientemente de su valor real o sentimental.[4]

No está del todo claro si el síndrome de acaparador compulsivo es un trastorno aislado o se combina con otros problemas, como el trastorno obsesivo-compulsivo o el síndrome de Diógenes.[4]: A1  La presencia de este trastorno se estima del orden del 2 al 5 % en adultos, aunque es probable que se eleve con los reportes de paranoicos, esquizofrénicos, obsesivo-compulsivos[5]

La casa de un acaparador compulsivo

Concepto religioso[editar]

¿Por qué esconderlos?, grabado de Francisco de Goya para la serie Los Caprichos (1799), en la que se critica la avaricia de las altas esferas eclesiásticas de la España del siglo XVII.

En el catolicismo, la «codicia» es un concepto que describe muchos tipos de pecados. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar. Búsqueda y acumulación de objetos, estafa, robo y asalto, especialmente con violencia, los engaños o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspirados por la avaricia. Es de destacar también la corrupción y desigualdad social. Tales actos pueden incluir la simonía. [cita requerida]

La generosidad es una de las Siete Virtudes que forman parte del Catecismo de la Iglesia Católica, la cual sirve para que el cristiano sepa cómo afrontar la tentación de avaricia.

Los budistas creen que la codicia está basada en una errada conexión material con la felicidad. Esto es causado por una perspectiva que exagera los aspectos de un objeto. [cita requerida] Según ellos una alto deseo de bienes naturales conlleva muchos sufrimientos para conseguirlo y más sufrimientos al perderlos al enfermarse, envejecer y o morir.

Iconología[editar]

Se le da por atributo un lobo hambriento. Entre los poetas, Tántalo es el emblema del avaro. Para expresar que solo hace bien cuando muere, los italianos la han dado por divisa una víbora, con estas palabras: Offende viva, e risana morta, Hiere cuando vive y después de muerta cura. Se la puede también representar con una mujer que se aparta de un cuerno de la abundancia.[6]

Arte[editar]

Pintura[editar]

Cine[editar]

El cortometraje británico The Black Hole, de 3 minutos de duración, dirigido por Philip Samson y Olly Williams y protagonizado por Napoleon Ryan, muestra irónicamente, con humor negro, las consecuencias de la avaricia.[7]

Referencias[editar]

  1. Real Academia Española. «avaricia». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. Real Academia Española. «codicia». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  3. Iyna Bort Caruso (2006). The Everything Home Storage Solutions Book. ISBN 1593376626. «At the extreme end are folks who suffer from what some call disposophobia—fear of disposing. In other words, they hoard. According to one report, ... » 
  4. a b Thomas Aquinas. «The Summa Theologica II-II.Q118 (The vices opposed to liberality, and in the first place, of covetousness)» (1920, Second and Revised edición). New Advent. 
  5. Pertusa, A., Frost, R.O., Fullana, M. A., Samuels, J., Steketee, G., Tolin, D., Saxena, S., Leckman, J.F., Mataix-Cols, D. (2010). Refining the boundaries of compulsive hoarding: A review. Clinical Psychology Review, 30, 371-386.
  6. Diccionario universal de mitología
  7. Página sobre el cortometraje Black Hole, en imdb.com (Consultado miércoles, 12 de abril del 2023.)

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]