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El arte mesopotámico es una división cronológica y geográfica de la historia del arte que trata de Mesopotamia durante la Edad Antigua. Hace referencia a las expresiones artísticas de las culturas que nacieron en las riberas de los ríos Tigris y Éufrates. Desde el Neolítico (hacia el VI milenio a.  C.) hasta la caída de Babilonia ante los persas en el año 539 a. C.

Entre ambas fechas se desarrollaron las civilizaciones sumeria, acadia, babilonia (o caldea), casita, hurrita (Mittani) y asiria (arte asirio).

Tras milenios entre el predominio de la Baja Mesopotamia y la Alta Mesopotamia, la región, al formarse el imperio persa, se incorporó a una dimensión espacial de orden muy superior, que el imperio de Alejandro Magno y el helenismo conectaron con la época romana (arte persa, arte helenístico). Incluso en la época anterior a los persas, el arte mesopotámico tuvo varias vías de contacto, a través de la guerra, la diplomacia y el comercio a larga distancia, con el de las demás civilizaciones del Antiguo Oriente Próximo (arte de la civilización hitita y otras del Asia Menor; arte fenicio, del antiguo Israel y de otras civilizaciones del Levante mediterráneo; y el arte egipcio), e incluso con el arte de la India y del Asia central.

Panel de la guerra del Estandarte de Ur, c. 2900 a. C.

La incorporación por difusión cultural o el desarrollo endógeno de múltiples materiales y técnicas artísticas y artesanales fue parejo tanto a los avances tecnológicos (desarrollo de hornos cada vez más eficaces, del torno de alfarero, de la cerámica vidriada o de la metalurgia) como sociales y culturales (nacimiento de la ciudad, de la escritura, de las religiones institucionalizadas y del Estado —lo que se denomina sociedad compleja o civilización—).[2]

La evolución estilística de las formas, géneros y temas, presenta una notable continuidad a pesar de lo amplio del periodo.

La conservación del patrimonio artístico de la Mesopotamia antigua es una cuestión polémica. Explotado por los primeros arqueólogos (orientalistas, asiriólogos) desde el siglo XIX, las piezas más valiosas nutrieron las colecciones de los museos europeos (British Museum de Londres, Museo del Louvre de París y el Museo de Pérgamo de Berlín). Más recientemente, los nuevos hallazgos se han dirigido a los museos iraquíes (Museo Nacional de Irak de Bagdad). Se han realizado reconstrucciones in situ de algunos edificios monumentales. La guerra de Irak ha producido saqueos y deterioros.[3]

Cerámica

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Regiones productoras de metales en la Edad Antigua en Oriente Próximo. Se muestran marcadas las áreas de prevalencia del bronce arsenioso y del bronce de estaño durante el III milenio a. C.[4]

Desde el Neolítico, la cerámica (que aparece en Anatolia hacia el 6000 a. C.) es el principal elemento diferenciador de la cultura material, puesto que los cambios tipológicos, a veces muy sutiles, permiten identificar el origen y la datación de las piezas y de su contexto arqueológico.

Su función como recipiente para la conservación y el transporte de todo tipo de alimentos y bebidas (incluso de otros materiales) es crucial en un momento en el que se estaba desarrollando (pasando de aldeana a urbana)[5]​ la primera economía productiva con excedentes, división del trabajo y comercio a larga distancia. De no menor importancia es su valor como vehículo de expresión artística; tanto en el modelado como en la decoración, en estrecha relación formal con piezas escultóricas o de orfebrería, y con la pintura en otros soportes.

Los primeros documentos que registraron la historia (Uruk, hacia 3300-3200 a. C.), al hacerlo mediante tablillas de arcilla grabadas con escritura cuneiforme, dan una categoría especial y muy concreta a la producción cerámica en la zona.

Metalurgia y orfebrería

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La llamada máscara de Sargón.[7]

Hacia la mitad del III milenio a. C. se produjo el florecimiento de la metalurgia. Si bien desde milenios atrás se fabricaban objetos de metal a base de materiales metálicos encontrados tal cual en la naturaleza (metal nativo), fue en este período cuando aparecieron las primeras técnicas de forja y de obtención de metal a partir de minerales metalíferos (mena).[8]

Además de los metales preciosos (oro, plata y su aleación natural, el electro) y del plomo, entre los primeros metales destacó el cobre, que poco después se comenzó a alear con estaño o con arsénico para fabricar bronce, que a diferencia de las anteriores (relativamente fáciles de trabajar) era una materia muy resistente y adecuada para la fabricación de armas y todo tipo de utensilios y obras de arte; lo que requería su fundición y la obtención de la forma requerida mediante un molde o la técnica de la cera perdida. Estos dos tipos de bronce convivieron durante unos mil años en diferentes zonas geográficas del Antiguo Oriente Próximo: el bronce arsenioso se dio al sur de Mesopotamia, en Canaán, al este de Anatolia y en el Cáucaso; y el bronce de estaño en toda Mesopotamia, Irán, Siria y Cilicia. La única región donde estos dos tipos de bronce convivieron fue Mesopotamia. Hacia principios del II milenio a. C. el bronce de estaño terminó por imponerse.[4]

Hacia 1200-1000 a. C. se incorporó el uso del hierro en la metalurgia, posiblemente a partir del descubrimiento de la tecnología de carburación; aunque en esta época su escasez y alto precio (muy superior al del cobre y en muchos casos similar al del oro) restringía su uso al ámbito militar, y no se popularizó hasta mucho más tarde.[8]

En los documentos de la época se distinguían tres profesiones relacionadas con el trabajo de los metales: el qurqurru era el encargado de la obtención del metal desde el mineral, esto es, el metalúrgico; el nappahu o fundidor, era el encargado de fabricar las piezas a base del material obtenido del qurqurru; por último, el kutimmu se encargaba del trabajo de los metales preciosos (la orfebrería).[8]

El trabajo del bronce dorado tuvo un particular desarrollo en el reino de Urartu (desde el Cáucaso hasta el norte de Mesopotamia) entre el siglo IX y el VII a. C.[9]

A diferencia de la cerámica, que solía producirse en talleres autónomos, la metalurgia era un sector controlado por el Estado, dado su carácter estratégico y la necesidad de obtener sus materias primas por comercio a larga distancia.[10]

Arquitectura

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Reconstrucción del zigurat de Ur

La determinación geográfica (escasa disponibilidad de piedra y abundancia de arcilla) se ha considerado la causa principal de la preferencia mesopotámica por el adobe y el ladrillo como base material de su arquitectura. Aunque gran parte de la arquitectura es adintelada (con el uso de vigas de madera), el arco y la bóveda (adecuados para su construcción con dovelas de ladrillo) son más comunes que en la arquitectura egipcia. La principal diferencia con ésta fue la mucha menor importancia de los monumentos funerarios. Son otras dos tipologías básicas para el urbanismo y la arquitectura las que nacieron en Mesopotamia: el templo y el palacio. Las casas de los dioses, de los reyes o de las personas del pueblo se denominaban con el mismo nombre: É en sumerio, bītu(m) en acadio. La necesidad de segregación y defensa hizo que tanto los edificios singulares como los complejos de edificios de función religiosa y política, y las propias ciudades se rodearan de murallas.

Los templos mesopotámicos tomaron forma de pirámides escalonadas (ziggurat), lo que dio origen al mito de la torre de Babel (identificada con Etemenanki, el ziggurat de la ciudad de Babilonia, templo dedicado a Marduk —aunque tradicionalmente se relacionaba, por proximidad fonética, con Bal o Bel[16]​).

El palacio de Mari (rey Zimri-Lim, siglo XVIII a. C.) es la estructura palaciega más antigua conservada, aunque las hubo en las ciudades de Baja Mesopotamia desde el Período Dinástico Arcaico, y siempre se reprodujo la estructura modular rectangular, derivada de las viviendas comunes, a la que se añadían elementos de prestigio, como bóvedas, columnas, escalinatas y todo tipo de decoración. Las estancias se articulaban en torno a un patio central en dos zonas diferenciadas (una pública y otra privada), aunque sólo había una gran puerta de acceso. El palacio asirio se concebía como una ciudadela amurallada, dentro de la que también se encontraba un templo. En el periodo paleoasirio se construyó el palacio de Shamshi-Adad I en Assur. Los más importantes palacios del periodo neoasirio (siglos IX-VIII) fueron los de Nínive (el palacio de Asurbanipal II y el palacio de Senaquerib), los de Nimrud (el palacio de Asurnasirpal II y el palacio de Titglarpiliser II) y el de Khorsabad (el palacio de Sargón II). Ya en el periodo neobabilónico (siglos VII-VI a. C.), el palacio de Nabucodonosor II en Babilonia dio origen al antiguo mito de los jardines colgantes (pensil[20]​).[21]

Escultura

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Vasija tallada procedente del templo de Eanna (la localidad precursora de la ciudad de Uruk). Periodo de Uruk (IV milenio a. C.)
Figurilla de dios arrodillado sosteniendo un clavo fundacional (tipología denominada dioses de clavo), época de Gudea.[23]

La inexistencia de piedras duras en la zona de aluvión de la Baja Mesopotamia convertía este tipo de material en un producto de lujo, objeto del comercio a larga distancia (que proporcionaba también gemas de la India, marfil africano, lapislázuli centroasiático o ámbar nórdico),[24]​ lo que explica que la estatuaria monumental no sea tan frecuente como en la escultura egipcia. Sólo algunos reyes asirios mandaron realizar estatuas de bulto redondo, siendo mucho más frecuentes las de pequeño tamaño, de terracota o incluso de bronce o materiales preciosos (piedras finasglíptica—, metales, etc. —véase la sección de metalurgia y orfebrería—).[25]Obsidiana, diorita, dolerita, serpentina, hematites, jaspe, cornalina, esteatita, alabastro o incluso materiales tan corrientes en otras regiones como la piedra caliza, eran objeto de cuidado tratamiento. Muy abundantes son los sellos cilíndricos, utilizados como marcas de identidad, que se grababan en relieve inverso y se hacían rodar sobre la superficie a dejar «firmada». Los asuntos de los relieves sigilares (sellos) suelen consistir en representaciones mitológicas de horribles divinidades o de poderosos genios luchando con fieras y domándolas. Los temas de los relieves monumentales se ajustan a la glorificación del monarca, quien por lo común se presenta rodeado de cortesanos y recibiendo tributos de los países vencidos, luchando con sus enemigos y sometiéndolos a terribles tormentos, en partidas de caza u ofreciendo sacrificios.[26]Estelas grabadas al bajorrelieve marcaban los hitos militares de los reyes y su actividad ritual y legislativa; mientras que los kudurru cumplían funciones de marcaje de límites. Exvotos ofrecidos a las divinidades representaban a sacerdotes o altos dignatarios. También fue muy abundante la representación de imágenes de dioses, espíritus malignos o protectores, u otros personajes de la mitología mesopotámica (Gilgameš, Enkidu, Uanna, Ninhursag). La decoración de los muros de los palacios asirios incluyó vastos frisos de bajorrelieves de batallas, cacerías o escenas cotidianas.[27]​ Monumentales lamasu o kirubi protegían las puertas, y los muros de Babilonia se decoraron con animales fantásticos (Mušḫuššu) al bajorrelieve policromado mediante la técnica de la cerámica vidriada. En otros contextos, se esculpían otras figuras teriomórficas, como los siete «hombres pez» (apkallu o abgal).

Contemporáneamente a los inicios de la escultura egipcia, se desarrolló en la Baja Mesopotamia la escultura sumeria (con su prolongación en la acadia, babilónica o caldea), y más tarde en la Alta Mesopotamia la escultura asiria. La escultura mesopotámica, en ambas zonas, se caracterizó por la robustez de las formas, sobre todo, de las humanas (rechonchas y con vigorosa musculatura, anchas espaldas, aire severo, pómulos salientes, ojos muy abiertos, pobladas cejas y escasos pliegues en la vestimenta, la cual suele llevar grandes franjas). Los relieves ofrecen por lo común mayor profundidad que los del arte egipcio, con algún intento de perspectiva y más intensidad en la reproducción de detalles. La escasez de representaciones puramente pictóricas, y el hecho de que los relieves habitualmente se pintaban convierte a la escultura en la principal de las artes figurativas mesopotámicas. El tratamiento de la figura humana implicaba la personalización: se representa siempre a personas individualizadas, muy a menudo con su nombre grabado. De hecho, se pretende sustituir a la persona más que representarla, lo que implica el denominado realismo conceptual y convenciones artísticas en cierta medida similares a las egipcias: cabeza y rostro desproporcionados respecto al cuerpo, simplificación y regularización de las formas mediante la ley de la frontalidad (figuras de perfil y con el ojo de frente, aunque los hombros y el pecho guardan la posición natural —a diferencia de lo común en Egipto—), la simetría axial (de derecha a izquierda), el geometrismo o geometrización (inclusión en un esquema compositivo como el cilindro o el cono) y la perspectiva jerárquica (modificación del tamaño según la mayor o menor importancia, no según la mayor o menor lejanía). Aunque la calidad de ejecución escultórica suele considerarse como inferior a la de Egipto, es significativamente mayor el realismo con que suele tratarse la figura de los animales, siempre más expresiva que la del hombre (en las representaciones humanas no se pretende el realismo, sino la adecuación conceptual). En cambio, los motivos vegetales, poco presentes, suelen representarse de forma estereotipada, desprovistos de naturalidad o realismo.

Periodos sumerio, acadio y neosumerio

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Los primeros ejemplos escultóricos pertenecen al periodo de Uruk y al periodo dinástico arcaico, como la famosa Estela de los buitres, que representa al rey Eannatum de Lagash triunfante de sus enemigos de la ciudad de Umma, los cuales aparecen devorados por aves de rapiña. La gran mayoría de estas esculturas tenían una función votiva. A comienzos del III milenio son muy abundantes las representaciones de Gudea y de Ur-Bau (Ur-Baba o Kubaba).[28]​ Entre las muchas de Gudea que han perdido su cabeza hay dos estatuas sedentes del Louvre, conocidas como Arquitecto del plano y Arquitecto de la regla por tener respectivamente, sobre sus rodillas, un plano y una regla esculpida (de medida equivalente al pie babilónico -27 centímetros, dividida en dieciséis partes iguales con otras subdivisiones-).[29]​ Característica distintiva de este periodo es la representación de los personajes masculinos sin barbas, como los egipcios.[30]

Periodo paleobabilónico

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En el primer periodo en el que la ciudad de Babilonia estableció su predominio sobre el espacio mesopotámico, el testimonio histórico más importante es el denominado Código de Hammurabi, una estela en la que el rey aparece portando los símbolos del poder y la justicia y recibiendo del dios Shamash las leyes que se inscriben debajo. Destacado por sus características formales es el notable relieve denominado La reina de la noche o Relieve Burney, que representa probablemente a una diosa (Ištar, Ereškigal o Lilitu) junto con motivos iconográficos animalísticos.

Periodo Asirio

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Cacería de Asurnasirpal (Asurnasirpal II, c. 860 a. C.) panel 19 de la habitación B del Palacio Noroeste de Nimrud, Nínive.

La escultura asiria, muy parca en estatuas, abunda en relieves sobre piezas de mármol y alabastro. En ellos, se exagera la robustez de la musculatura humana que se imitó de la escultura caldea. Los personajes de distinción y los genios o dioses llevan grandes barbas con rizos escalonados (de los cuales ya hubo algún ejemplar de pequeñas estatuas mitológicas y de relieves en la escultura sumeria) mientras que los eunucos o servidores del rey se presentan sin barba; y todos con trajes talares o, por lo menos, hasta la rodilla ostentando grandes flecos o franjas en los bordes de la vestimenta. Son también característicos del arte asirio (y del persa que le sucedió) los lamasu que se colocaban a los lados de las puertas de los palacios reales (kirubi o querubín —en el mundo judío—, también denominados androsfinges —de los términos griegos andros, varón, y esfinge—, una construcción quimérica caracterizada por mezclar miembros de toro, león y águila con una cabeza humana) que tuvieron ya sus antecedentes en las figuras pequeño tamaño de época sumeria y babilónica (toros androcéfalos).

Los bajorrelieves asirios más antiguos son los de Tiglatpileser I y los más acabados corresponden a la época de Asurbanipal (siglo VII a. C., que fue el siglo de oro de este arte). Los principales entre estos monumentos asirios se hallan en el Museo Británico (las cacerías de Asurnasirpal y Asurbanipal —con los leones heridos—, el obelisco negro) y en el Louvre (toros androcéfalos, relieves de Sargón II).[30]

Periodo neobabilónico

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A finales del siglo VII y durante el siglo VI a. C. Babilonia volvió a convertirse en el centro político del área mesopotámica, bajo la llamada dinastía neobabilónica o caldea (la XII). Muy impactante, por su policromía, es la decoración escultórica de la Puerta de Ishtar.

Pintura

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Reconstrucción arqueológica del siglo XIX sobre el posible aspecto de una sala del palacio de Nínive

Son muy pocos los ejemplos conservados de pintura mesopotámica. La policromía de estatuas y relieves se ha perdido en su mayor parte; mientras que los frescos no son tan abundantes como en la pintura egipcia y sólo aparecen excepcionalmente (palacio de Zimri-Lim en Mari —siglo XVIII a. C.—, palacio de recreo de Tiglatpileser III en Til Barsip —siglo VIII a. C.—)[31]

El mosaico y la taracea, técnicas de gran durabilidad, sí tienen algunos ejemplos significativos en el arte mueble, como las espectaculares piezas halladas en las tumbas reales de Ur (estandarte de Ur, arpas de Ur, juego real de Ur -III milenio a. C.-)

El ladrillo vitrificado fue utilizado con criterios decorativos en ciertas construcciones, incluso en algunos casos se le moldeaba en relieve para formar figuras (puerta de Ishtar de Babilonia, siglo VI a. C.).[32]

Localización espacial y temporal

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Cronología y mapa de la Mesopotamia antigua

Más allá de los ríos Éufrates y Tigris, geográficamente la región donde se incluye el espacio mesopotámico (y su zona de proyección próxima en el periodo histórico anterior al Imperio persa) se encuentra limitada por dos mares: el golfo Pérsico al sudeste (que al comienzo de la Antigüedad ocupaba toda la amplia zona de la actual desembocadura —Chat el-Arab—, significativamente desprovista de lugares marcados en el mapa) y el mar Mediterráneo al oeste. Un obstáculo importante a la ocupación humana fueron los desiertos de Siria y de Arabia, y en menor medida las zonas áridas de la meseta de Irán (MediaMédovia en este mapa—, Elam) y las cordilleras de Anatolia (Hititas) y el Cáucaso (Urartu, desde la zona de los lagos Van y UrmíaUrmija en este mapa—).

En el mapa se reflejan las grandes unidades políticas desde la cultura El Obeid (5000 a. C.) hasta el periodo neobabilónico (siglo VI a. C.); en áreas marcadas con líneas de color:

Azul de puntos: El Obeid.
Púrpura de puntos: Uruk III (no debe confundirse con Ur III).
Naranja discontinua: Imperio paleoasirio de Shamshiadad I.
Púrpura discontinua: Imperio paleobabilónico de Hammurabi.
Azul continua: Mittani.
Púrpura continua: Imperio medio babilónico[37]​ de Agum II y Kurigalzu I.
Naranja continua: Imperio Asirio Medio de Tiglatpileser I.
Verde continua: Imperio neoasirio de Asarhaddón, Asurbanipal y Sargón II.
Verde de puntos: Imperio neobabilónico.

Lugares recogidos en el mapa, en orden alfabético (los señalados con * corresponden a aquellos situados en el borde norte del mapa, y en que no aparece el número en éste).:

Véase también

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Referencias

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  1. British Museum, fuente citada en Nimrud ivories
  2. Margueron, Jean-Claude (2002). «La progresiva dominación del medio». Los mesopotámicos. Madrid: Cátedra. 84-376-1477-5. 
  3. «El saqueo de Bagdad. Archivado desde el original el 8 de mayo de 2012. Consultado el 3 de julio de 2012. 
  4. a b Margueron, Jean-Claude (2002). «Los metales utilizados y su origen geográfico». Los mesopotámicos. Madrid: Cátedra. 84-376-1477-5. 
  5. Conceptos de "revolución neolítica" y "revolución urbana", a partir del término acuñado por Vere Gordon Childe (Los orígenes de la civilización, 1936).
  6. Riederer, J. 1997, «Egyptian Blue.» En: E. W. Fitzhugh, (ed.), Artists' pigments 3: 23-45. Oxford university Press. ISBN 0-89468-256-3. Fuente citada en Egyptian blue
  7. Es una cabeza de bronce que representa a un dirigente mesopotámico desconocido. Se le identificó como Sargón de Akkad, pero probablemente sea Naram-Sin u otro rey acadio. Procedente de Nínive (c. 2250 a. C.)
  8. a b c Margueron, Jean-Claude (2002). «El metal». Los mesopotámicos. Madrid: Cátedra. 84-376-1477-5. 
  9. La invención de la metalurgia - Mesopotamia, en Artehistoria
  10. Crawford, Harriet E. W. «Metal-working.» En Sumer and the Sumerians, Cambridge University Press, 2004, ISBN 0521533384.
  11. Ficha en la web del Louvre.
  12. Puabi
  13. Formaba parte de la caja de resonancia de una lira sumeria similar a las denominadas «arpas de Ur».
  14. Lanza de bronce decorada con incisiones y la inscripción, parcialmente conservada: Lugal (...) rey de Kish (c. 2600 a. C.)
  15. Fue hallada en el denominado Great Death Pit, Great Pit of Death o Death Pit («gran pozo de la muerte» —The Death Pit, Leonard Woolley at the Royal Cemetery of Ur Archivado el 4 de noviembre de 2011 en Wayback Machine.—). Desde su descubrimiento se la conoce también con la expresión inglesa ram in a thicket («el carnero del matorral», a pesar de no ser un carnero, sino una cabra), por la vinculación que el arqueólogo que la descubrió (Leonard Woolley) hizo con la escena bíblica del sacrificio de Isaac. The 'Ram in a Thicket' on the British Museum website. Fuente citada en Ram in a Thicket.
  16. Francisco Navarro Villoslada, Antigüedades - La torre de Babel
  17. pl:Pałac w Dur-Szarrukin
  18. Ekur
  19. Dietrich Surenhagen, Keramikproduktion in Habuba Kabira-Sud: Unters. zur Keramikproduktion innerhalb d. spat-urukzeitl. Siedlung Habuba Kabira-Sud in Nordsyrien, Hessling, 1978, ISBN 3-7769-0190-X Fuente citada en Habuba Kabira
  20. Real Academia Española. «pensil». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  21. La arquitectura palaciega mesopotámica
  22. W. Douglas Simpson
  23. Metalistería y orfebrería - Sumer y Akad en Artehistoria.
  24. Boston Museum of Fine Arts (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).: Statuette of Ashurnasirpal, king of Assyria (...) 883–859 B.C. (...) Amber. Height: 24.3 cm (9 9/16 in.) (...) 1931 Purchase Fund 38.1396
  25. Los sellos cilíndricos, en Artehistoria.
  26. Francisco Naval y Ayerbe, Arqueología y bellas artes, 1922.
  27. The 'Garden Party' relief from the North Palace of Ashurbanipal (Room S).
  28. Kubaba
  29. Ficha de Statue acéphale de Gudea, prince de Lagash (el arquitecto del plano) en el Louvre.
  30. a b Naval, op. cit.
  31. Mesopotamian art... - Painting... en Britannica.
  32. Pintura mesopotámica
  33. «Great Lyre from the "King's Grave" (detail: front panel)». Archivado desde el original el 5 de enero de 2013. Consultado el 1 de julio de 2012. 
  34. Ficha en el Louvre, fuente citada en Investitur des Zimri-Lim. No obstante, la fecha citada en el Louvre es «segunda mitad del siglo XIX a. C.»
  35. Ficha en Artehistoria
  36. a b Kar-Tukulti-Ninurta
  37. Imperio medio babilónico en Artehistoria.
  38. Hīt
  39. Menuahinili: a city in the state of Urartu, built in the early eighth century B.C. in the reign of the Urartu king Menuas. The ruins of Menuahinili are situated near the modern settlement of Tasburun on the northern slope of Ararat and the right bank of the Araks River in Turkey. Many Urartian cuneiform inscriptions have been found in Menuahinili. («Menuahinili» en la Gran Enciclopedia Soviética, 1970-1979, Gale, 2010). Véase también Taşburun
  40. Musasir
  41. Gadd, C.: Citado en Lluis Feliu, The God Dagan in Bronze Age Syria, p. 62, nota 6. Véase también Ashnakkum
  42. Escrituras y Lenguas Del Mediterráneo en la Antigüedad, p. 137.
  43. French research (Murejbit, Tell Aswad, Jerf el Ahmar, Tell Avajli, Mari) En Course: History of Near East Archaeological Research 2, University of West Bohemia.
  44. Tell Madhur en Artehistoria.
  45. ... on the southern foothills of Jabal Sinjar about 50 km southwest of Thalahat II. Essays on Ancient Anatolia and Its Surrounding Civilizations, pg. 160.
  46. Web del sitio arqueológico
  47. Siria - Tell Ashara Terqa
  48. The Archaeological Settlements of Turkey - TAY Project

Enlaces externos

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  • Artehistoria: